A la niña Gabriela
La escuela de la niña Gabriela
se dibuja como un punto de fuga infinito,
que se repite una y otra vez
“Let forever be”
¿Cómo se siente dejarlo ser por siempre?
Y pública,
una escuela pública por siempre,
tal como el modelo de la dictadura
en donde como una proyección vertiginosa
nos encontramos con su dios con minúscula
llamado Milton,
que con fraude se multiplica
viajando en su Tanque liberal de “libertad” globalizada
y
desde entonces,
la escuela pública se mantiene en crisis
que no cambia…que no cambia,
sino que a veces,
a ratos,
hace el ademán de burlarse de sí misma
para recrearse
una y otra vez, una y otra, una y, una
en “recolonización” en forma de epidemia,
como el AIDS de Lemebel,
Y la sangre estancada
que brilla dentro
de la aureola de jeringas
es impulsada en los diferentes gobiernos precarios
y llenos de técnicas
… sin corazón…
como los empresarios de moda de los usurpadores
que se instalan en una de las vitrinas
de espalda a su origen.
¿Cómo se siente dejarlo ser por siempre?,
¿Cómo se siente mantener la crisis por siempre?
¡Estas preguntas son necesarias
para la búsqueda creativa
y en conjunto, la, la, la!
¡¡para que nunca!!
¡¡¡para que nunca más echen a la niña Gabriela por considerarla...
¡¡¡tarada!!!
Gabriela,
soberbiamente transgresora
¿Cómo se sentiría dejar a la niña Gabriela como eternizadamente tarada por la escuela pública?
Crisis – crisis – crisis
de un modelo que se quiebra
desde
y con
la poesía
soberbiamente transgresora
en las líneas de la maestra…
Gabriela.